26 de enero de 2013

Sobre la frecuencia del cribado de la retinopatía diabética


Sobre la frecuencia del cribado de la retinopatía diabética
No hace mucho hicimos un comentario sobre un modelo simulado de coste-eficacia del cribado de la retinopatía diabética (RD) en diabéticos tipo 2 (DM2) sin enfermedad ocular.
Según las recomendaciones de la  American Diabetes Association (ADA) o del  English NHS Diabetic Eye Screening Program, entre otros, existe la indicación de realizar el cribado anual de RD.  Según el ADA, las revisiones oftalmológicas, tanto en DM1, como en DM2,  se deben repetir anualmente por un oftalmólogo u optometrista. Sin embargo, pueden hacerse con menos frecuencia (cada 2-3 años) si se detecta más de un examen oftalmológico normal y más frecuentemente si existe una RD que progresa (recomendación B).
Las tasas de progresión a RD proliferativa y a la pérdida visual en los DM2 han ido menguando con el mejor manejo de los individuos DM2, como así lo demuestran las sucesivas evaluaciones en los países de nuestro entorno, por lo que tal vez no fuera necesario un cribado anual de esta complicación, al tiempo que disminuiría su coste para el sistema sanitario.
El trabajo que comentamos analiza las imágenes proporcionadas por retinógrafos en clínicas oftalmológicas ad hoc sobre individuos con DM2 con amenaza de pérdida de visión por RD (APVRD) según el programa del NHS Diabetic Eye Screening Program en Gloucestershire. El objetivo fue desarrollar un sistema simple para estimar, estratificar, el riesgo -o el tiempo de aparición- de la APVRD.
El cribado se realizó con una cámara de retinografía digital en color con dos proyecciones standards a 45º (centradas en la mácula y el disco) tras la dilatación pupilar, y evaluadas por dos sanitarios entrenados.
De las 31.329 personas registradas en el NHS Diabetic Eye Screening Program en Gloucesters entre los años 2005 y 2010, hubo  14,554 que tras dos retinografías consecutivas no mostraron evidencias de RD o de RD leve no proliferativa (RDNP) en uno o en ambos ojos y que tenían al menos una retinografía posterior con la que comparar.  Estos fueron seguidos una media de 2,8 años.
Del grupo de 7.246 DM sin RD en el cribado, durante 2,8 (1.3-3,3) años de media 120 progresaron a APVRD, lo que equivale a una tasa anual del 0,7%.  De 1.778 sin RD en ninguno de los ojos en el primer cribado pero que progresaron a RD en uno de los ojos en el segundo examen, 80 progresaron a APVRTD, lo que equivale a una tasa anual de 1,9%, o un hazard ratio (HR) de 2,6 (IC 95%, 2,2-3,8) comparados con aquellos del primer grupo sin RD. Y por último, de 1,159 que ya tenían el antecedente de RD (RDNP) en ambos cortes del cribado, 299 progresaron a APVRD, lo que supuso una tasa anual de 11% o un HR de 18,22 (IC 95%, 14,7-22,5) en comparación con los individuos sin RD.
Concluyen, que los resultados de dos cortes retinográficos consecutivos permitiría estimar el riesgo de aparición de una retinopatía progresiva, y esto establecería la frecuencia del cribado en los lugares donde estos programas están implementados. Aunque este estudio no nos dice cúal es la frecuencia que debemos instaurar estos programas en los DM de bajo riesgo, se sobreentiende que por lo publicado y recomendado hasta la fecha, en DM bien controlados la frecuencia debería ser de una retinografía cada dos o tres años y más frecuentemente si se detecta alguna señal de progresión a APVRD.

Stratton IM, Aldington SJ, Taylor DJ, Adler AI, Scanlon PH. A Simple Risk Stratification for Time to Development of Sight-Threatening Diabetic Retinopathy. Diabetes Care. 2012 Nov 12. [Epub ahead of print]

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